sábado, 29 de octubre de 2011

Cuarto 301

No fue cosa fácil. Busque el papel donde estaba a notado, juraba que lo había guardado en un buen lugar y justo cuando desistía de buscarlo, aparece. Resulta que lo he traido siempre conmigo en mi vieja cartera.
Bajo una cuadra después pero fácilmente llego a la calle, la numeración es confusa. Me encontraba queriendo irme y queriendo llegar al mismo tiempo. Me llama por mi nombre y al momento de sentarme, la miro, y todas aquellas frases que repasé se atoran en la garganta, tengo tantas ganas de llorar, pero si ya perdí años en eso ¡no más! Por fin puedo comenzar, tropiezo y lo logro.
Estamos en el teatro, ese que tanto te gusta, dice ella. Lo que se ve, lo que parece; lo que hay detrás, lo que sostiene. Cambio de posición, no es bueno estar al tanto de los gestos - dice ella-. Todo el tiempo escucho su lápiz. Ella insiste y pregunta, vuelve a insistir, es abrir y recordar; es sentir como te hacen la autopsia.
A veces el cuerpo no aguanta, o la mente, o ambas. Tal vez nada sea verdad o mentira, lo que se dice (escucha)eso es lo único real en este cuarto. ¡Describe!, una y otra vez, ¡dime cómo se siente! solo yo puedo iniciar a hablar de ello, no hay otra forma de comenzar.
El color vino, las flores y la vista al cielo me ayudan a seguir; no hay nada que perder, de hecho todo se me ha ido ya de las manos. Nada se detiene. Es muy jodido estar así le digo, quiero estar en otro lugar.

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