14 de noviembre de 2006
En realidad tu nombre nunca ha sido de mis favoritos. Tiene algo de aridez, son de la clase de asuntos de vida que no alcanza a paladear mi alma. Pero llamo "arida" a quien está inundada.
Descubriéndote de a poco me has sorprendido. Como el mar ofende a la Tierra, tú me has ofendido a mí. Cuando he creído que en Tierra existen pocas cosas por descubrir, volteo al mar, observo su paz majestuosa y sé que en su interior hay terrores y maravillas, y el mar ofende a la Tierra, con el rostro de frente y los ojos fijos en ésta, diciendo: "¡no sabes nada!": Y así inundado de ti, me (des)cubres, aunque no lo (des) cubras todo.
Y que puedo decir del derroche de fuerzas que hemos tenido. Sólo ahora sé que he estado en el equívoco, creyendo que eres metódica y pensante; cuando todo el tiempo has demostrado que solo sientes. Cada momento se ha hundido en tus aguas, cada momento se ha incorporado en ti.
Gracias y celebro la vida que se te ha otorgado, feliz aniversario de vida.
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