Flores, colores y muchas canciones, tiempo, mucho tiempo. Todos juntos a la mesa, todos listos a dormir, todos en esa aparente eternidad. Ella va cambiado, pero parece que yo no, él incluso ha enfermado pero parece que a mi nunca me pasará.
La señorita se fue, muy pronto se fue, no pude evitarlo, no tuve nada que ver con eso, no tuve la culpa. Otra señorita dijo no gracias, yo quiero estar allá. El se va en la madrugada, hoy ya no más, después de 40 años.Yo sigo viendo pasar, yo sigo acá. Todos nos partimos, todos hemos crecido, la eternidad se acabó.
Ahora en silencio cada uno lo sabe, por eso cada uno se busca, cada uno se mira y lo dice sin decir; tal como aquella psicoanalista: no hay nada seguro fuera del hogar. Todos partidos, todos fuera y todos con esa respuesta en la mirada. Todos sabiendo que no hay nada que hacer, todos sabiendo que antes fue, todos partidos, todos en silencio, todos en otros lados.
Ella no me mira igual, sabe lo que no le he dicho. El pensó que sería distinto, ya no estan los niños que dejaba en las madrugadas.
Mismo espacio, pero algo se fue, me busco y la respuesta soy yo. Paraiso irreversiblemente y dolorosamente perdido, hasta nunca. No hay nada seguro fuera del hogar.
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